El artículo de hoy contiene un 70% menos de humor y un 50% más de arrebatada admiración...
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El
artículo de hoy contiene un 70% menos de humor y un 50% más de arrebatada
admiración.
Porque
hoy voy a dedicarle el artículo al que quizás sea el nombre más grande de la
animación japonesa (compartiendo primer lugar en el podio con Osamu Tezuka, padre del manga) y uno de los nombres más importantes de la cultura moderna.
Alguien que ha forzado al mundo, a base de grandes películas, a aceptar que el
cine de animación es un auténtico arte (logro que, hemos de admitir, comparte
con Walt Disney).
Me
refiero, por supuesto, al gran Hayao Miyazaki. El homenaje no es fortuito. El
maestro anunció en 2013 que El
viento se levanta
(Kaze Tachinu) sería su última
película. Si sus millones de fans no tenían suficiente con la mala noticia al año siguiente se anunciaba un
parón en la producción del Estudio Ghibli, el estudio que Miyazaki había fundado para producir
sus películas y las de otros animadores y directores prometedores.
La
retirada de Miyazaki bien podría significar el fin de una era. Estamos hablando
de uno de los directores más respetados en influyentes hoy en día. El
viaje de Chihiro
(Sen to Chihiro no Kamikakushi) fue
el primer anime en conseguir un Óscar
a la Mejor Película de Animación y el primer film de animación en ganar el Oso
de Oro en el Festival de Berlín. Steven Spielberg considera que la persecución incluida
en El
Castillo de Cagliostro como una de las mejores que han aparecido en una
película. Para que os hagáis una idea del respeto que se le tiene, se cuenta la
siguiente leyenda urbana:
La
primera película que Miyazaki dirigió por libre, Nausicaä
del Valle del Viento
(Kaze no Tani no Naushika) fue
exportada a los Estados Unidos donde el distribuidor la cortó y volvió a montar
y le dio un doblaje que alteraba todo el mensaje de la película. Eso sentó
fatal al maestro, que ama sus películas como si fueran hijas suyas y cuyos
mensajes son algo muy personal para él. Muy enfadado, prohibió la exportación
de sus películas. Años más tarde, la productora Miramax, en aquel momento propiedad
de Disney, se empeñó en distribuir Princesa
Mononoke (Mononoke Hime). Tras mucho insistirle,
Miyazaki accedió. Pero más tarde se enteró que Miramax pensaba hacer
alteraciones en la película para adaptarla a los gustos del público
estadounidense. Su respuesta fue enviar un regalo a la distribuidora: una
katana acompañada de una nota con dos palabras: “No cuts” (sin cortes). La
película fue estricta e íntegramente respetada.
Las
películas de Miyazaki, desde las más tiernas a las más tenebrosas, están
pobladas por mujeres fuertes e independientes, bellos paisajes, héroes
idealistas, una sincera admiración tanto de la belleza natural como del ingenio
humano y, por supuesto, extrañas criaturas. Algunas veces son acompañantes de
los protagonistas principales, como Tetto en Nausicaä. Otras veces son los protagonistas, como Marco en Porco
Rosso y uno en
particular se hizo tan popular que llegó a ser el símbolo de todo el Estudio
Ghibli: Totoro, esa especie de mezcla entre gato, oso y mapache de Mi
vecino Totoro (Tonari no Totoro). La camiseta de hoy homenajea
al maestro rodeándolo de sus criaturas en un arca que ya la quisiera para sí
Noé, desde la que parece despedirse de todos nosotros. Y me apuesto que sus fans no podrán mirarla sin emocionarse un poquito. Os animo a
intentar identificar todas las criaturas de sus películas.
Como
despedida, podía escoger entre la ingente cantidad de homenajes al maestro que
hay en la web, pero buscando encontré este vídeo extra-largo que aprovecha para
hacer un doble homenaje a Miyazaki y a su compositor fetiche, Joe Hisaishi
(Spielberg tiene a John Williams, Miyazaki tiene a Hisaishi):
P.P.D.: Queda un resquicio de esperanza. No es la primera vez que Miyazaki anuncia que se retira. Lo hizo dos veces más y las dos veces volvió. ¿Quién sabe?
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