viernes, 25 de septiembre de 2015

For those about to rock…


Es algo que se repite con frecuencia...





Es algo que se repite con frecuencia. Algo se pone de moda entre la juventud, que lo toman como un signo identificativo de su rebeldía contra las generaciones anteriores. Y de repente, adultos excesivamente preocupados sin cosas mejores que hacer que chafarle la diversión a los demás comienzan a pedir que se prohíba tal o cual cosa porque “es cosa del diablo”.

En los tiempos que corren, esto que acabo de describir nos puede parecer una exageración (o no…), y lo cierto es que le he dado un tono ridículo a propósito, pero es cierto que, a lo largo de las épocas, un sector de la sociedad de carácter conservador siempre ha visto con preocupación las tendencias y manifestaciones culturales que provocaban la agitación de la juventud. Y nunca se ha visto mejor ejemplificado esto que con la aparición del rock & roll en los años 50.

Al rock se le ha llamado de todo (y a todo se le ha llamado “rock” de manera que hoy en día resulta difícil dar una definición exacta del género). Cada época tenía sus cabezas de turco:
  • Jerry Lee Lewis, Chuck Berry o las caderas de Elvis provocando a las jovencitas (y no tan jovencitas)
  • Los Beatles o los inmortales Rolling Stones (“Sus Satánicas Majestades”) siendo aclamados por fans enfervorecidas
  • El movimiento hippy protestando contra la guerra al ritmo de lo que se escuchaba en Woodstock en el 68.
  • Las ansias combativas del punk o las acusaciones de violencia y satanismo contra el heavy metal y sus innumerables descendientes
  • O incluso el nihilismo del grunge, al que hicimos referencia recientemente.

Y tantos que me dejo. Cada generación aparece una fracción de la población que encuentra motivo de escándalo en la música (o en un estilo de pintura, o en los trabajos de una generación de escritores y poetas, o… innumerables cosas, la verdad).

¿Y sabéis qué? Puestos a ser “los malos”, seámoslo de verdad. No hay ninguna vergüenza en ser el germen de los cambios sociales. Así que hagamos nuestras sus críticas como con esta camiseta: que haciendo el signo de los cuernos aparezca el Ojo de Sauron.

Sí, ya sabéis, el malo malísimo de “El Señor de los Anillos”. Sí, ese, el que aparece como un ojo en llamas en la cima de la torre de Barad-dûr:


Al fin y al cabo, ni siquiera nuestras frikadas favoritas se libraron de ser “El nuevo Rock & Roll”. El día que encuentre la camiseta adecuada os hablaré de Fredric Wertham y el establecimiento del Comic’s Code. O de la que se montó en algunos sitios con los libros de Harry Potter.

Así que, colegas, rockeras y rockeros, cuernos en alto ya mismo y For those about to rock… we salute you!


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