viernes, 20 de noviembre de 2015

El auténtico waka-waka



Ya hace mucho tiempo de la última vez que colgamos un vestido...




Ya hace mucho tiempo de la última vez que colgamos un vestido.

Pac-Man (conocido por nuestros lares como “el Comecocos”) es uno de esos juegos míticos de la era pionera de los videojuegos y quizás el videojuego más popular de la historia. Uno de los títulos que ayudó a popularizar ese nuevo género que nacía, pero también uno de los que estuvo a punto de hundirlo para siempre.

Corría el año 1980 cuando la compañía japonesa Namco saca al mercado una máquina recreativa destinada a dominar el mundo. Nacido de la mente de Toru Iwatani, el juego es engañosamente simple: hay que guiar a una bola amarilla para que se coma todos los puntos repartidos por un laberinto (con un característico sonido que suena como “waka-waka”) sin que le atrapen cuatro fantasmas que lo seguirán por toda la pantalla de acuerdo a unos patrones de movimiento fijos. Un solo toque representa la muerte para nuestro “protagonista” y su única arma serán cuatro puntos repartidos por el mapa que le dan el poder de comerse a los fantasmas por un corto espacio de tiempo. Cada nuevo nivel hace que los fantasmas se muevan cada vez más rápido. Iwatani lo bautiza como “Puck-Man”.

El juego tiene un éxito discreto en Japón, pero cuando llega a Estados Unidos despierta una fiebre que parece no tener quien la pare… tras un ligero cambio de nombre: Midway, que distribuye el juego, teme que algún gracioso borre parte de la P del nombre para que parezca una F. Pero eso no es problema, se le cambian un par de letras y… voilà! Ha nacido Pac-Man. Y los salones recreativos de Estados Unidos son inundados por olas de monedas de 25 centavos.

Los clones y las copias piratas aparecen en seguida y en gran cantidad. En 1981, un estudio independiente crea un clon al que bautizan “Crazy Otto”. Están tan orgullosos de su producto que lo llevan a Midway, donde les compran la idea y lo convierten en “Ms. Pac-Man”, el primer personaje protagonista “femenino” de la historia de los videojuegos (aunque, como ya comentamos en otro artículo, el título de heroína pionera suele darse a otro personaje).

De hecho, en la época proliferan muchas consolas diferentes y todas quieren a Pac-Man en sus filas. Nuestra bola amarilla es reproducida hasta la extenuación hasta el punto que en 1983 Atari produce más copias del juego para la Atari 2600 que unidades de dicha consola en el mercado. Por si fuera poco, la conversión de recreativa a consola tiene una calidad ínfima. Atari pierde grandes cantidades de dinero. Y no sólo le pasa a Pac-Man. Las copias y los clones de calidad dudosa imperan en todas las consolas. El golpe final lo da el infame “E.T. el extraterrestre”, un juego de muy baja calidad que nada tenía que ver con la película de la que intentaba aprovecharse. Llega el Gran Crash de los Videojuegos de 1983 y la industria casi muere en Estados Unidos cuando aún estaba en su infancia.

Pero consiguió sobrevivir a duras penas y renacer de sus cenizas, en parte gracias a los esfuerzos de Nintendo y otras compañías por producir contenido de calidad. Y Pac-Man es recordado como merece, como uno de los videojuegos más míticos y como el videojuego más rentable de la historia: 2,5 miles de millones de dólares a finales del siglo XX según la organización Twin Galaxies.    

Y como es habitual tiene una banda sonora que todo el mundo recuerda (aunque en realidad sólo dure 5 segundos):


1 comentario:

  1. No conocía este videojuego pero como bien dices es un poco friki la verdad, no creo que ni aunque mis amigos lo jugaran lo hiciera, es algo más de Japón que tienen una mentalidad más infantil

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