viernes, 26 de junio de 2015

Víctor Frankenstein era un aficionado


Todos sabemos que la Naturaleza es sabia...




Todos sabemos que la Naturaleza es sabia. Milenios de evolución han llevado a las especies de seres vivos que pueblan el planeta hoy en día: eficientes máquinas hechas para sobrevivir y reproducirse con éxito y que tienen que seguir adaptándose al entorno si no quieren desaparecer.

Esto se puede ver muchas veces en las formas que adoptan animales y plantas, que generalmente son las más eficientes posibles para el lugar donde viven y la función que cumplen.

Pero a veces parece que la Naturaleza se fue de juerga un día y al volver a casa con varias copas de más decidió jugar con alguna especie y fastidiarle la existencia para siempre jamás. Y en ninguna especie se ve eso tan claro como en el ornitorrinco.

Primero vamos a asegurarnos que todos sabéis de qué hablamos:


Pues sí, ese bicho totalmente abrazable y achuchable es un ornitorrinco. Un animal pequeño (50 cm los machos, algo más de 40 cm las hembras) que parece un cruce entre pato y castor. Y por si su pico no fuera poco, tiene otros rasgos que parecen indicar que dichos pato y castor tuvieron un encuentro íntimo a la luz de las velas: tiene los pies palmeados y… ¡pone huevos! Resulta que el ornitorrinco pertenece a un grupo de mamíferos primitivos llamados monotremas al que también pertenecen los equidnas y todos ellos ponen huevos.

Pero además el ornitorrinco vive en Australia, el continente donde todo quiere matarte y, claro, no podía ser menos. Resulta que los machos de estos adorables animalicos tienen un espolón en las patas traseras que es capaz de inyectar veneno que produce un intenso dolor e hipersensibilidad al dolor en seres humanos (no sólo duele, se asegura que todo te duela más). Se ve que son muy territoriales y lo usan para pelearse entre ellos, pero se han dado casos de “ataques” a humanos que se estaban poniendo pesados.

Y por eso la camiseta de hoy, para recordaros que la Naturaleza es una ama despiadada y que incluso uno de los animales más monos que existen esconden peligros para los incautos. No os dejéis engañar incluso cuando los veáis cantando:


¡Feliz fin de semana!

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