viernes, 12 de junio de 2015

Nos deja otro de los grandes v_v


No ganamos para disgustos, amigos míos...



No ganamos para disgustos, amigos míos. Si desde este blog ya tuvimos que despedirnos de Leonard Nimoy y Sir Terry Pratchett, ahora nos toca ver partir al villano por excelencia del mundo del cine. Un hombre que aparece en los créditos de 275 películas y cuya vida habría dado para rodar una más. Hoy le decimos adiós a Sir Christopher Lee.

Y lo hacemos con cuatro camisetas, cuatro, que recuerdan algunos de sus papeles más conocidos (me hubiera gustado poner más pero hubiera necesitado una página web entera). A lo largo de su dilatadísima carrera, Sir Lee fue:


Dracula (uno de sus papeles más célebres y que repitió en siete ocasiones más):


Fu Manchú:


Saruman, el Blanco (a la derecha de esta imagen):

NOTA: La política de ventas de TeeTee dice que las camisetas que ofrecen sólo están a la venta durante tres días. Después de ese tiempo, los derechos revierten en el creador del diseño y si queréis la camiseta tendréis que hablarlo con él/ella.

Y el Conde Dooku (a.k.a. el señor sith Darth Tyrannus, abajo a la derecha):


Y así hasta completar un repertorio impresionante de películas que van de la obra maestra a la calidad más ínfima (algo que el propio actor siempre reconoció). Pero incluso en las peores de todas éstas, Christopher Lee aportaba un empaque y un saber estar que nadie podía igualar.

Pero si decimos que su vida real da para una película no exageramos. Juzgad vosotros mismos:

Hijo de una condesa italiana que descendía por línea directa de Carlomagno y emparentado (de manera lejana) con el general Robert E. Lee por parte de padre, Christopher había sido, en su época de estudiante en el Wellington College, campeón de squash, tirador experto de esgrima y miembro de los equipos de hockey y rugby de la universidad. Encontró un trabajo de chupatintas que dejó en 1939, cuando se fue a Finlandia a enrolarse en el ejército finés, que se encontraba entonces trabado en una guerra contra la Unión Soviética de Stalin. De allí volvió a casa al año siguiente al estallar la Segunda Guerra Mundial. Se alistó en la RAF, donde trabajó como miembro de los servicios de inteligencia hasta que fue trasladado al norte de África donde vio combate desde la primera línea como miembro de la Long Range Desert Patrol. Pero entonces, a Winston Churchill se le ocurrió reunir una especia de Liga de Hombres Extraordinarios y formar el Ejecutivo de Operaciones Especiales o, como fue más conocido, el Ministerio de Guerra No Caballerosa, un cuerpo de agentes dedicado a operaciones de espionaje, sabotaje y reconocimiento. Otro miembro destacado de este grupo fue un primo de Lee llamado Ian Fleming, que usaría sus experiencias en este cuerpo como base para las primeras novelas de James Bond.

No se sabe mucho de la vida que llevó Lee como miembro de este grupo (en parte porque él fue siempre muy discreto al respecto), pero se sabe que se retiró habiendo sido condecorado por su valor en el campo de batalla por los gobiernos checo, yugoslavo, polaco e inglés.

Y al acabar la guerra decidió meterse a actor. Pronto los directores se dieron cuenta que aquel educado caballero de casi 1,96 metros de estatura (entró en el libro Guiness de los records como el actor principal de más estatura) y voz profunda que hablaba seis idiomas y cuya ascendencia franco-latina le daba unos rasgos exóticos, era ideal para los papeles de villano. En sus casi 60 años de carrera, además de los aparecidos en las camisetas anteriores, ha sido también La Momia, el Monstruo de Frankenstein, Scaramanga (el villano creado por su primo Ian Fleming para enfrentarse a James Bond en “El hombre de la pistola de oro”) o Rasputin… Pero también ha interpretado héroes como Sherlock y Mycroft Holmes, o personajes históricos como Mohammed Ali Jinnah, el fundador de Pakistán y uno de los papeles de los que se sentía más orgulloso.

En sus últimos años, con el reconocimiento entre las nuevas generaciones que le habían dado los papeles de Saruman (era un gran fan de Tolkien, había conocido personalmente al autor y se releía El Señor de los Anillos al menos una vez al año) y Dooku (para los cuales hizo sus propias escenas de riesgo), decidió meterse a cantante. Entrenado desde joven como intérprete de ópera, decidió que el género que más le convenía era el heavy metal y, ya con 88 años, se convierte en el cantante de más edad que graba un disco de este género. Le ayudaron miembros de Rhapsody y Manowar, con los que ya había hecho colaboraciones puntuales. He aquí una muestra:


Por cierto, resulta que se trata de un disco conceptual que narra la historia de Carlomagno. A éste le siguió otro, continuación del anterior y, a sus 92 años, uno más de versiones metal de canciones populares.

El pasado día 7 de junio nos dejaba definitivamente, aunque su mujer, Birgit Kroencke (con la que estuvo casado durante 54 años), no lo hizo público hasta ayer para que la familia y los amigos lo pudiesen despedir en paz. Personalmente, me gusta pensar que no murió, sino que ascendió a un estado superior de la existencia como un héroe griego de la antigüedad, elevado por los dioses en el momento final en reconocimiento a su vida.

Hasta siempre, Sir Christopher Lee.

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