Pues si eres un lemming, quizás sí...
La
puedes encontrar en:
https://www.insertcoinclothing.com/guys-tees/lemmings-base-jumping-green.html
Pues
si eres un lemming, quizás sí.
En
la vida real, los lemmings son pequeños roedores (de la tribu Lemmini que agrupa los géneros Dicrostonyx, Eolagurus, Lagurus, Lemmus, Myopus y Synaptomys) que
viven en las zonas árticas del planeta, sufren aumentos y reducciones
desmedidas de población cada pocos años y tienen por costumbre emprender
migraciones masivas en las que algunos miembros del enjambre mueren al intentar
cruzar ríos demasiado caudalosos. No se trata de un comportamiento generalizado
que les lleva a buscar el suicidio (eso es una leyenda urbana), sino de hechos
accidentales ocasionados por la gran cantidad de individuos que componen los
rebaños de lemmings en migración.
Pero
el rumor de que los lemmings se suicidaban en masa caló en la mentalidad
popular y, fruto de ello, los creativos de una compañía de videojuegos llamada
Psygnosis crearon en 1991 uno de los juegos más míticos que jamás han sido
instalados en el disco duro de un PC: “Lemmings”.
En
“Lemmings” el jugador es el encargado de guiar un rebaño de adorables suicidas
de pelo verde y camisón azul por escenarios llenos de trampas y accidentes
listos para acabar con todos y cada uno de ellos. Para ello, el jugador podía
asignar a cada lemming un oficio con el que abrir un camino seguro para que
pasasen los demás. En el juego original (hubo muchas secuelas y clones) había 8
trabajos: tunelador, minero, excavador, constructor, paracaidista (usando un
paraguas como paracaídas), escalador, barrera y bomba. Cada lemming podía
ejercer varios empleos, pero sólo uno a la vez. Y todo ello al ritmo de samples de temas de música clásica y
canciones populares que se metían en la cabeza y no podías dejar de tararear.
El
juego es famoso (algunos dirían infame) por la elevada dificultad de muchos de
los escenarios. También por ser un juego capaz de dar rienda suelta a tus
impulsos más sádicos. No sólo por el oficio de Bomba, que te permite hacer
explotar a uno de tus lemmings, sino por el botón “bomba nuclear”, que asignaba el oficio de bomba a
todos tus lemmings a la vez y los hacía explotar de manera perturbadoramente
satisfactoria. De hecho muchos jugaban sólo por ver explotar a estos bichos:
La
explosión iba a acompañada por un grito de cada lemming que en las versiones
con mejor calidad de sonido podía distinguirse claramente como un “oh no!”. Este grito se hizo tan popular
que la expansión del juego original se llamó “Oh no! More Lemmings”.
La
camiseta de hoy hace referencia a este popular grito y también al hecho que los
lemmings, dejándose caer desde el borde de sus plataformas y abriendo sus
paraguas durante la caída, podrían considerarse practicantes del deporte de
“salto base”, modalidad de paracaidismo en la que se salta desde un punto fijo
en lugar de un vehículo aéreo.
Si
os decidís a buscar las reversiones modernas de este juego para revivir buenos
momentos pasados o para descubrir los mitos que entretuvieron a jugones de
otras décadas, id con cuidado: quizás empecéis un día por la tarde y de repente
os deis cuenta que veis salir el sol por la ventana de vuestra habitación. Y
que no podéis dejar de tararear esa musiquilla…
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